Así, un estudio de 1989 sobre los niños de la calle de Río determinó que 14,6% vivían solos en las calles, sin sus familias, de los que el 80% eran ahora adictos a drogas. Y peor aún, si cabe, es la situación de las niñas, que trabajan eminentemente en el ámbito doméstico, recurrentemente expuestas a abusos de todo género. Así, unos cinco millones de pequeños están usados como trabajadores familiares en Indonesia y medio millón en Sri Lanka.
Una proporción sustancial de trabajadores domésticos infantiles son muy jóvenes; el 24% en Bangladesh y el 26% en Venezuela tenían menos de diez años. Estas trabajadoras familiares tienen jornadas aun de entre diez y quince horas cotidianas bajo abuso físico, mental y sexual (OIT, 1996, pág. 15). De todo ello se deriva el surgimiento de ciertos nuevos inconvenientes que afectan a cada vez más personas a nivel planetario y el acrecentamiento de otros que, sin ser nuevos, están adquiriendo unas des y unas características tales que podemos considerarlos como nuevos o, por lo menos, como propios de la presente globalización neoliberal. 6)La creencia de que la competición siempre es buena, caiga quien caiga y pierda quien pierda, tanto dentro de cada país (así está surgiendo un Cuarto Mundo en los países ricos) como internacionalmente (con el paulatino e imparable encarecimiento de los países más retrasados). Como dije antes, los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres .
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Para finalizar, la nueva crueldad contra los menores, que, mucho más que nueva, es, asimismo ella, una vuelta atrás, se refleja primordialmente en el trabajo infantil. Dado que este tema no le veremos, me extenderé un tanto mucho más aquí. Según el informe publicado por la Oficina Internacional del Trabajo en noviembre de 1996, unos 250 millones de pequeños entre los cinco y los catorce años trabajaban por un salario en los países en vías de avance, de los que 120 millonnes lo hacían a tiempo terminado. De ellos unos 153 millones estaban en Asia, 80 millones en África y 17,5 millones en América Latina, siendo África la que posee la incidencia mucho más elevada de trabajo infantil, en torno al 40% de los niños entre los cinco y los catorce años. Y semejantes cantidades no hacen sino elevarse conforme la globalización neoliberal va imponiéndose, existiendo poco a poco más trabajo infantil también en los países ricos, sobre todo en Estados Unidos (véase Dumaine, 1993) y en Enorme Bretaña (véase Lavalette, 1994). Y peor aún es, sin duda, la situación de “los pequeños de la calle” en numerosos países iberoamericanos.